OVNI
¿ OTRA
DIMENSIÓN ?
Por: Jesús
Arandia ( Coordinador Venezuela )
Trabajo realizado
con la colaboración del analista: Miguel Paz
Bonells
EL FENÓMENO OVNI LA CUARTA DIMENSION
Nuestro posición respecto al
planteamiento que vincula el fenómeno de los “Objetos Voladores No
Identificados” con la “Cuarta Dimensión Espacial”, reafirma la controvertida
tesis de que nuestros antepasados recibieron, en tiempos remotos -y posiblemente
nosotros en la actualidad- la
visita de seres extraterrestres, dejando abierta la posibilidad, tal como lo
sugerimos en el presente trabajo, de que estos seres no se desenvuelvan
normalmente en nuestro espacio ordinario.
Ahora bien, asumamos por un momento , a manera de hipótesis si se quiere, que nos estén visitando actualmente... ¿Por qué no existen pruebas de ello?. Siempre he pensado que, además de la desinformación atribuible a ciertos gobiernos con respecto a los no identificados, podría existir también una desinformación atribuible a las mismas entidades "extraterrestres", quienes, por alguna razón difícil de comprender, no estarían intereados, al menos por ahora, en que la humanidad pudiese tener certeza de su presencia, ya que -como bien lo señalara Aimé Michel hace ya varias décadas- el fenómeno obedece, con rara unanimidad, a una ley constante sobre un determinado punto: LA ABSTENCION DEL CONTACTO GENERALIZADO.
Una posición privilegiada
como la que otorgaría una tecnología que podemos denominar hiperdimensional, los facultaría para sostener una
relación muy especial con la humanidad, relación que bien podría haberse
establecido desde los orígenes o, al menos, desde una antigüedad muy
remota. Es obvio, una vez más
asumiendo su presencia, que si ellos quisieran manifestarse abiertamente, ningún poder terrestre
podría impedírselo, lo cual implicaría la existencia de un interés bilateral, en
nuestro caso de parte de los poderes oficiales terrestres, en ocultarlo. Pero, ¿por qué habrían de hacerlo los
extraterrestres?
SI HUBO HUMANIDADES SUPERIORES QUE NOS ASISTIERON AL COMIENZO DE NUESTRA
EVOLUCIÓN, ES POSIBLE QUE HAYAN PAUTADO UN MOMENTO PARA REINTERVENIR, lo cual
explicaría el aumento en la frecuencia de avistamentos en nuestra época: un
final sorprendente que potenciaría
una esperanza de contacto abierto
para el futuro inmediato,
obligándonos a revisar viejos esquemas sobre nosotros mismos, la realidad
en que “normalmente”estamos inmersos y la historia. También es posible que nuestro
planeta, a pesar de ser tan sólo una minúscula partícula lateral dentro de la
galaxia, revista, por razones que momentaneamente desconocemos, alguna
importancia especial para uno o varios grupos de inteligencias, aunque -como
dice I. Darnaude- asumiendo que su lógica se parecida a la nuestra, deben tener
una razón muy poderosa para no dar la cara.
El fenómeno Ovni ha sido experimentado por millones de personas en el
mundo entero, y aunque se acepte
que la mayoría de los avistamientos
pueden haber tenido una causa natural, mientras otra buena porción podría atribuirse a
engaños y fraudes, quedaría -sin
embargo- un grupo significativo de experiencias realmente inexplicables, muchas
de ellas con testigos altamente calificados y material fotográfico que ha sido
aceptado como auténtico.
Los avistamientos de ovni’s son tal vez más frecuentes de lo que muchos
escépticos pudieran pensar y aunque la mayoría de estos avistamientos, repetimos, son explicables en términos naturales,
quienes afirman que se trata de naves extraterrestres fundamentan su tesis en
los múltiples casos que no parecen
tener explicación; por su parte quienes niegan el fenómeno, señalan la
falta de una evidencia convincente,
lo cual parece sugerir que todos los ovnis deberían poder explicarse en
términos de la ciencia humana o de
nuestra realidad habitual, es decir, que ni siquiera conciben la posibilidad de
que se trate fenómenos fuera de lo convencional.
Después de tanto tiempo, sin embargo, no deja de ser extraño que haya
personas tan desinformadas y confundidas que no puedan imaginar que nuestro
planeta podría quizás estar siendo visitado por seres pertenecientes a
humanidades distintas a la nuestra, probablemente mediante tecnologías paralelas
infinitamente más efectivas, interesados en estudiar otros mundos extraños para
ellos... o tal vez no tan extraños, ya que podría tratarse de seres íntimamente
ligados a nosotros, de inteligencias vinculadas activamente a nuestros propios
orígenes, que retornan, después de largos
períodos, a fin de verificar
directamente el resultado de sus intervenciones. Estos períodos, podrían ser muy breves
para ellos dentro de la relatividad del tiempo, si es que no conviven
anormalmente con nosotros. Es bueno
señalar que la humanidad dispone, en general, de un gran potencial de
comprensión, lo cual finalmente hará que nos demos cuenta de que estar solos en el universo tal vez sea menos
lógico que compartir esta inmensa
creación con otras inteligencias inferiores, similares o superiores, tal como
ocurre en nuestro propio mundo.
Este tema tiene múltiples implicaciones que van desde los dominios de la ciencia hasta la más lejanas fronteras del
humanismo...
tal vez una de las
características que más intriga a
los investigadores consiste en la habilidad que el fenómeno posee para no
dejarse sorprender, hasta el punto de que, después de cientos de miles de
avistamentos no existe, aparentemente, ni una sola prueba absoluta de su
existencia física, al menos que los gobiernos estén ocultando información, lo
cual es altamente probable, siendo, por otra parte, la aparente y
recurrente invisibilidad de estos
objetos, o su habilidad para pasar
desapercibidos, un punto clave para entender su
esencia como el fenómeno
no-explicado que más ha impactado la conciencia social en lo que va de
siglo. Individualmente, por el
contrario, sí parecen existir evidencias de contacto real entre grupos
alienígenas y nuestra humanidad, como es el caso del campesino suizo Billi
Meier, el cual -aunque negado por unos pocos- presenta centenares de
fotografías, películas, audios, miles de páginas con notas sobre los diálogos,
etc.
Es precisamente en este
punto que quisiéramos proponer el estudio de la llamada “Cuarta Dimensión Espacial” como la
fuente de explicación que nos permitiría comprender mejor la principal
caracterización del verdadero OVNI, es decir, su elusividad: La teoría nos dice que, desde el punto
de vista del espacio superior, el universo podría poseer múltiples dimensiones
más allá de nuestro espacio convencional, que constituye nuestro mundo habitual,
lo cual explicaría por qué el OVNI aparece y desaparece cuando quiere y sin
dejar rastro alguno.
Si la Cuarta Dimensión Espacial no tuviese realidad, nuestro espacio
sería, de todas maneras, multidimensional, pues de hecho la ciencia reconoce por
lo menos tres dimensiones, a saber: largo, ancho y alto.
A partir de las llamadas
“Geometrías no Euclidianas”, desarrolladas principalmente durante el
Siglo IXX por matemáticos como Gauss, Rieman, Lovachebsky, Boliay, etc., se
llegó a manejar, al menos teoricamente, no sólo la Cuarta Dimensión, sino otras
dimensiones superiores... autores modernos como Pedro Ouspensky, Rudy Rucker,
etc., han escrito libros enteros sobre el tema, que pueden ser adquiridos y
analizados por cualquier persona de mediana cultura. La reciente obra de Schabbath van Nes
Ziegler, titulada Teoría del Universo Multidimensional
(C.S.Z.-Editor/Barcelona), "nos aporta una visión del cosmos y de la vida que
aturde los cimientos sobre los que fundamentamos nuestra existencia, tanto por
su pedagójica exposición científica como por su profundo misticismo.
En este punto es conveniente distinguir el uso del término “Cuarta
Dimensión” con respecto a la Física Relativística de Einstein y la Geometría del
espacio. Einsten definió el tiempo
como una Dimensión más porque se dió cuenta de que no se podía prescindir de él
para determinar la situación de un cuerpo en el espacio ordinario; tal vez si
empleamos la palabra evento en lugar
de cuerpo la noción se haga más fácil de entender, debido a que todo cuerpo
posee una historia, es decir, tiene
comienzo. Si alguien lleva, por
ejemplo, un escritorio al tercer piso de un edificio, para encontrarlo hay que
referir las tres dimensiones clásicas y la hora en que estará allí, de manera
que el tiempo, al ser considerado como una cuarta coordenada, representa de
hecho la famosa Cuarta Dimensión, sin que por ello hayamos salido del espacio
convencional.
Con esto queremos significar que, estrictamente hablando, la denominada por la ciencia “Cuarta
Dimensión”, es decir el tiempo (t), está aquí mismo y determina, junto con las tres
dimensiones clásicas , largo, ancho y alto (x,
y, z en el lenguaje de las matemáticas) lo que Einstein denominó,
tomando el término del matemático lituano Herman Minkowsky, “Continuo Espacio-temporal Tetradimensional”
o simplemente espacio-tiempo. La Cuarta Dimensión Espacial, empero, es
algo que nos lleva a concebir otra realidad paralela o alterna.
Por supuesto que en la física pre-relativística (newtoniana) se pensaba
que nuestro espacio era tridimensional (el tiempo se consideraba independiente
del espacio), por lo cual el término “Cuarta Dimensión” realmente no se refería
al tiempo como cuarta coordenada sino a un universo paralelo posible que ya ha
sido tratado teoricamente desde el punto de vista matemático, es decir, a un espacio-tiempo diferente al nuestro pero
inmediato o coexistente, donde el problema de las dimensiones debe ser
reconsiderado y el tiempo (t’) no se correspondería con nuestro
tiempo ordinario. Con
esto afirmamos que la “Cuarta
Dimensión Espacial o Geométrica” nos refiere, insistimos, a otro espacio-tiempo, dentro del cual la
materia se volvería INVISIBLE
e INPERCEPTIBLE para nuestros sentidos comunes.
En nuestro espacio-tiempo -repetimos- sólo pueden
advertirse alteraciones al considerar distancias siderales, como en el caso de
la luz procedente de estrellas lejanas, cuya imagen no representa el presente
sino el pasado de dichas estrellas, determinado por su distancia en años-luz de
nosotros.
Ahora bien, ¿cómo explicar este comportamiento de la materia al pasar a
ese otro espacio-tiempo? Para arrojar alguna luz sobre este punto
es necesario hablar un poco de lo que significa el mundo fenoménico, es decir la
representación compartida que nuestros sentidos permiten que nos hagamos de la
realidad en la cual estamos inmersos y de la cual somos parte. Los llamados fenómenos no existen por sí mismos, sino que
resultan para un sujeto cuando el mismo percibe, es decir, cuando sus sentidos
captan algo, generalmente a través de una imagen. Si consideramos por una parte que los rangos de captación de nuestros
sentidos son limitados (sólo vemos en longitudes de onda de 4 a 7 Mil Unidades
Amstrong y no oimos sonidos por encima de los 20 Kilohertz) y por otra que la naturaleza de la
materia/energía es determinante en lo que respecta a su perceptividad (no vemos ciertos cristales que nos son
transparentes ni percibimos en absoluto las radiaciones electromagnéticas),
comprenderemos que sería suficiente un cambio de parámetros a nivel atómico para
que un objeto material deje de ser aprehendido por nuestro aparato perceptor,
que incluye de hecho el sentido del tacto, porque el verdadero problema no
radica en la invisibilidad sino en la intangibilidad del objeto que experimenta,
sea por causas psíquicas o tecnológicas, el paso a la referida realidad hiperdimensional.
Aparentemente la materia en general puede experimentar cambios en su
naturaleza mediante la aplicación de campos de energía de orden físico o
psíquico, como ha sido presenciado por el autor en relación con ciertas
demostraciones, en las cuales un sujeto produce teleportaciones a voluntad
mediante facultades psíquicas especiales... la influencia normal de la mente
sobre la materia, por otra parte, está absolutamente reconocida por la ciencia
bajo la denominación de “efectos psico-somáticos”, al menos en lo que respecta a
la materia viviente, ya que la telequinesia, es decir, los movimientos que
ciertos psiquismos pueden imprimir a objetos inertes, es tan extraña que su
estudio, de hecho, se situa dentro
de lo paranormal..
Con lo expuesto queremos dejar planteada la posibilidad de que las
inteligencias, humanas o no, que aparentemente obran detrás del llamado
"fenómeno OVNI", bien pueden proceder, como ya lo insinuara el Dr. J. A. Hynek
(1910-1986), de uno o más espacio-tiempos
o realidades alternas que albergarían mundos como el nuestro, o tal vez
superiores, con sus humanidades, tecnologías, etc. etc., lo cual no representa
nada nuevo como planteamiento en la historia del conocimiento. Esto sin entrar a considerar que la
posible intervención de estas inteligencias en la historia humana no solamente
esté desinformada por grupos muy terrícolamente interesados en que la verdad no
se conozca para mantener su estatus
dominante, sino también por las mismas inteligencias que obran detrás de los
contactos y los avistamentos de estos
famosos "objetos" que se ven en el cielo, por razones que se nos escapan... lo
cual, por supuesto, hará más difícil que el clamor de los escépticos por tener
las ansiadas pruebas de orden físico que demuestren para siempre la existencia
real de estos "hermanos del espacio" y sus
presuntas naves pueda ser satisfecho...
¡al menos por ahora!.
Recientemente la prestigiosa revista de divulgación científica, "Conozca
Más" (Año 9 #5) cita, en un artículo denominado precisamente "Mundos Paralelos",
al científico húngaro Ervin Laszio, investigador y docente de las universidades
de Yale y de La sorbona, quien en su obra "La Gran Bifurcación" dice,
refiriéndose a sus nuevos paradigmas de la ciencia: "El hombre ya no puede predecir lo
impredecible ni tampoco intentar explicar lo inexplicable. Sabe demaiadas cosas sobre sí mismo y
sobre el mundo donde habita como para poder hacerlo. Solamente se aproximará a la verdad si
deja de lado las viejas herramientas que acabaron por encarcelar su pensamiento
en los estrechos límites de lo palpable y lo medible"... Es decir, que el ser humano está
llegando ya al límite de su poder explicativo y predictivo en lo que respecta a
la física y al mundo viviente, desde la tridimensionalidad euclidiana y los
rígidos esquemas de pensamiento que se ha impuesto desede Aristóteles... A llegado la hora, como lo señala
finalmente el autor del trabajo citado, en que las respuestas a los
impenetrables misterios de la vida y el universo deban ser encontrados en los
arcanos de lo invisible.